Soledad no deseada: cuando el silencio se vuelve un espejo

27/10/2025 /
Inclusión
El caso del hombre hallado muerto en Valencia tras quince años sin ser echado de menos revela una realidad dolorosa: la soledad no deseada entre las personas mayores crece sin freno. España necesita una respuesta estructural que involucre a administraciones, empresas y ciudadanía.
Soledad no deseada: cuando el silencio se vuelve un espejo

Hace unos días conocíamos la noticia del hombre hallado muerto en Valencia tras quince años sin que nadie notara su ausencia. Una historia estremecedora que nos recuerda, como ya lo hiciera el caso de Hedviga Golik o tantos otros, que el verdadero drama no es morir en soledad, sino vivir sin ser visto. 

Detrás de cada caso hay un mensaje incómodo: vivimos rodeados de pantallas, de conexiones digitales, pero cada vez más aislados emocionalmente.

Soledad no deseada: una epidemia silenciosa que España solo podrá frenar con alianzas público-privadas

La soledad no deseada es ya una epidemia silenciosa. Según el Barómetro de la Soledad No Deseada en España 2024, una de cada cinco personas reconoce sentirse sola de forma habitual. En el caso de las personas mayores, la cifra crece de forma alarmante. 

Más de 2,3 millones de mayores de 65 años viven solos en nuestro país, y una parte importante no lo hace por elección. La falta de relaciones significativas, el debilitamiento de los vínculos vecinales y familiares, y la ausencia de redes de apoyo reales agravan un problema que, además de emocional, tiene consecuencias en la salud física y mental.

El caso de Valencia no es un hecho aislado, sino un síntoma social. Nos muestra hasta qué punto nos hemos acostumbrado a mirar hacia otro lado. Cada vez más mayores viven solos, sin familia cercana, sin visitas, sin conversación. Y, mientras tanto, la sociedad se desliza hacia una peligrosa indiferencia.

Urge una respuesta estructural

La soledad no deseada no se resuelve con buenas intenciones ni con mensajes de sensibilización puntuales. Se necesita una estrategia coordinada y sostenida, que combine recursos públicos con la implicación del tejido empresarial y social.

Los programas de acompañamiento y detección temprana han demostrado ser efectivos, pero son todavía insuficientes, dispersos y desiguales según el territorio. Es imprescindible crear una red estable de programas público-privados que actúen desde varios frentes: atención domiciliaria, voluntariado estructurado, actividades comunitarias, apoyo psicológico y espacios de encuentro intergeneracional.

El sector privado debe ser parte activa de esta solución. Las empresas tienen capacidad, medios y responsabilidad social. 

Pueden impulsar programas de voluntariado corporativo, financiar iniciativas locales, ofrecer recursos tecnológicos para la detección y seguimiento de personas en riesgo de aislamiento, o generar alianzas con ayuntamientos y organizaciones sociales. 

La soledad no deseada no es un problema exclusivo del ámbito público: afecta a nuestras comunidades, a nuestros barrios, a nuestros clientes, a nuestros empleados.

Una llamada a la acción colectiva

La sociedad española necesita dar un paso adelante. Crear una estrategia nacional contra la soledad no deseada, con presupuesto y coordinación, es una prioridad urgente. Pero sin la implicación de todos —administraciones, empresas, tercer sector y ciudadanía— no será suficiente.

El caso de Valencia nos recuerda lo que ocurre cuando desaparecen los lazos humanos. Que una vida se apague sin que nadie lo note es una derrota colectiva. Combatir la soledad no deseada no es solo cuestión de asistencia social, sino de reconstruir comunidad

Porque la soledad no debería ser el precio de envejecer en un país moderno, sino el reto que nos obliga a mirar —y cuidar— de nuevo a los demás.